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Los receptores de las células del sistema inmune absorben los químicos de cada emoción, buena o mala

Updated: Jan 6, 2021


Aunque no aceptemos la importancia de ellas, las emociones están tan conectadas a nuestro pensamiento que, si les damos poder, dominan nuestro cuerpo, hasta llegar a favorecer o dañar nuestro sistema inmune.  Lo malo y el dolor forman parte de la vida, tal vez no nos preparan para ello desde el vientre, sino más bien nos protegen de todo, y quizá es por eso por lo que el manejo a nuestro favor de lo que sucede no sea nuestro punto fuerte, y caigamos víctimas de los sucesos "malos" que nos enferman posteriormente.   ...cada emoción tiene su bioquímica, y esta puede ser corrosiva, tóxica o positiva y sanadora. Cuando las emociones no son buenas, son más tóxicas que cualquier inhalación dañina o que cualquier droga.  Es innumerable la cantidad de estudios que reafirman que una u otra enfermedad es de origen "psicosomático" o que la persona "somatiza" o que padece un mal de origen emocional, tanto así, que  para eso se creó una ciencia llamada psiconeuroendocrinoinmunología, que es la especialidad que estudia en profundidad la relación entre la mente y el organismo. Esta ciencia afirma que cada emoción tiene su bioquímica, y esta puede ser corrosiva, tóxica o positiva y sanadora. Cuando las emociones no son buenas, son más tóxicas que cualquier inhalación dañina o que cualquier droga.  Nadie está libre de que le pasen cosas, todos estamos vivos y navegando en la misma embarcación, lo que nos diferencia es la capacidad que tenemos de saber "gerenciar" lo que nos sucede, cómo lo manejemos y la importancia que le demos.  "Una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células del sistema inmune absorben los químicos de cada emoción, buena o mala".    Stella Maris Maruso, terapeuta biopsicosocial, y directora de la Fundación Salud, en Buenos Aires, quien ha experimentado casos diversos de más de 30.000 pacientes con enfermedades graves, afirma que una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células del sistema inmune absorben los químicos de cada emoción, buena o mala.  Es mediante los indicadores físicos y somáticos que nos damos cuenta de que una emoción nos hizo bien o mal a la salud.    Aquí es donde cobra importancia el desarrollo de lo que se llamó hace unos años "Inteligencia Emocional",   que nos permite enfrentarnos a nuestras emociones y cada situación cuidando la mente y las reacciones frente a cada suceso.   En resumen, el sistema inmune va de la mano con nuestra mente, que es capaz de construir salud o destruirla. Por todo esto desarrollarse internamente y aprender a gerenciar  las emociones define gran parte de lo que sucede en nuestro cuerpo. Usemos la inteligencia para sanarnos y no para planear la estrategia de cómo destruirnos, estaremos complaciendo a nuestro sistema inmune.  Después de saber esto, a mí no me quedan ganas de entristecerme, ni molestarme ni estresarme por nada. Solo de reír, hasta que no me quede una célula de mi sistema inmune sin recibir el bienestar de mi risa y sanarse.  Esa es la nueva orden del sistema inmune, ríe y ríe y ríe. Es tu turno, te pregunto ¿cuántas veces reíste hoy?
Las emociones buenas o malas, repercuten en nuestra respuesta inmunológica

Aunque no aceptemos la importancia de ellas, las emociones están tan conectadas a nuestro pensamiento que, si les damos poder, dominan nuestro cuerpo, hasta llegar a favorecer o dañar nuestro sistema inmune.


Lo malo y el dolor forman parte de la vida, tal vez no nos preparan para ello desde el vientre, sino más bien nos protegen de todo, y quizá es por eso por lo que el manejo a nuestro favor de lo que sucede no sea nuestro punto fuerte, y caigamos víctimas de los sucesos "malos" que nos enferman posteriormente.


...cada emoción tiene su bioquímica, y esta puede ser corrosiva, tóxica o positiva y sanadora. Cuando las emociones no son buenas, son más tóxicas que cualquier inhalación dañina o que cualquier droga.

Es innumerable la cantidad de estudios que reafirman que una u otra enfermedad es de origen "psicosomático" o que la persona "somatiza" o que padece un mal de origen emocional, tanto así, que para eso se creó una ciencia llamada psiconeuroendocrinoinmunología, que es la especialidad que estudia en profundidad la relación entre la mente y el organismo. Esta ciencia afirma que cada emoción tiene su bioquímica, y esta puede ser corrosiva, tóxica o positiva y sanadora. Cuando las emociones no son buenas, son más tóxicas que cualquier inhalación dañina o que cualquier droga.


Nadie está libre de que le pasen cosas, todos estamos vivos y navegando en la misma embarcación, lo que nos diferencia es la capacidad que tenemos de saber "gerenciar" lo que nos sucede, cómo lo manejemos y la importancia que le demos.


"Una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células del sistema inmune absorben los químicos de cada emoción, buena o mala".

Stella Maris Maruso, terapeuta biopsicosocial, y directora de la Fundación Salud, en Buenos Aires, quien ha experimentado casos diversos de más de 30.000 pacientes con enfermedades graves, afirma que una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células del sistema inmune absorben los químicos de cada emoción, buena o mala. Es mediante los indicadores físicos y somáticos que nos damos cuenta de que una emoción nos hizo bien o mal a la salud.


Aquí es donde cobra importancia el desarrollo de lo que se llamó hace unos años "Inteligencia Emocional", que nos permite enfrentarnos a nuestras emociones y cada situación cuidando la mente y las reacciones frente a cada suceso.


En resumen, el sistema inmune va de la mano con nuestra mente, que es capaz de construir salud o destruirla. Por todo esto desarrollarse internamente y aprender a gerenciar las emociones define gran parte de lo que sucede en nuestro cuerpo. Usemos la inteligencia para sanarnos y no para planear la estrategia de cómo destruirnos, estaremos complaciendo a nuestro sistema inmune.


Después de saber esto, a mí no me quedan ganas de entristecerme, ni molestarme ni estresarme por nada. Solo de reír, hasta que no me quede una célula de mi sistema inmune sin recibir el bienestar de mi risa y sanarse.


Esa es la nueva orden del sistema inmune, ríe y ríe y ríe. Es tu turno, te pregunto ¿cuántas veces reíste hoy?




Referencias:


https://www.soncomosomos.com/2014/01/como-afectan-las-emociones-nuestro.html


http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-entrevista-stella-maris-maruso/1215820/






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